Nueva Zelanda, Eva y Richard.
Apenados por la baja de última hora de dos socias, cogemos el material, la comida y ropa de aguas para, en poco tiempo estar dejando atrás Curtis, y aparcando el coche en las proximidades del pequeño núcleo de Feás.
Desde este punto comenzamos a caminar y a descender por pistas de tierra y pequeñas e inapreciables sendas de pescadores, hacia el Río Mandeo...
Llegamos al río en una zona bastante encañonada, alternando entre bolos y pequeños saltos de agua...
...hasta observar el primer cable de ferrata y barras de metal para apoyar los piés, que nos permitirán avanzar por unas paredes bastante lisas por la erosión del río y con bastante musgo, sobre el agua del Mandeo, sin mojarnos y disfrutando de las vistas pese a no ganar una gran altura, pues esta pequeña ferrata fué creada por pescadores para acceder a sitios donde llega el reo, sin tener que vadear ni arriesgar en épocas de crecidas.
...Aquí Eva y Alberto en un momento ferrata cuando sale el Sol contra todo pronóstico, y nos permite observar mejor el entorno y disfrutar del Mandeo bajo nuestros pies...
...Seguimos avanzando por la ferrata, y estas son algunas imágenes de los troglobios en acción hasta que de nuevo, comienza a llover ...
Por suerte, a mitad de ferrata nos encontramos con refugios naturales, pequeñas cavidades y grandes fisuras producidas por desprendimientos, que nos quitan de encima la mojadura que nos esperaba, y es el sitio perfecto para aprovechar a beber un poco y comer algo...
...Sebas llegando al improvisado refugio bajo la lluvia...
Continuamos con la pequeña ferrata hasta encontrar otras cuevas-refugio mejor aún que lo anterior!...
Y termina la ferrata llegando a un punto en un giro cerrado del río, que al no seguir equipada, es imposible el avance sin ir por el agua nadando o buscando un paso por la parte alta del cañon que vimos factible con una pequeña escalada de un primero que asegure al resto del grupo...
Así que en este punto nos damos vuelta regresando nuevamente por la vía ferrata...